jueves, 22 de mayo de 2008

M a r i o    M a t r a ñ a



Abre los ojos, mira a su alrededor, pega un salto de la cama y en menos de cuarenta segundos programa sus nuevas andanzas por la ciudad. Ya que cada día para Mario Matraña es un nuevo empezar lleno de cosas nuevas a enfrentar.



Siempre preocupado y alerta de todo lo que pasa a su entorno- porque en la vida de Mario no pasa un sólo minuto en el que no sienta un purgante delirio de persecución- se pone su clásica jardinera y sale de su casa dispuesto a vender todo lo que encuentre en su camino...

Santiago lo recibe con calles desoladas, una fresca brisa matutina y las micros del Transantiago vacías esperando a pasajeros para llevar.
- Wena Marito Matraña, en que andai ahora. -
Escucha gritar al vecino que ya se ha transformado en un constante comprador.
Y si bien el verdadero nombre de Marito es otro, lo bautizaron así por el paradójico parecido que existe entre él y Súper Mario Bross. Un extraño y difuso parecido ya que Marito Matraña en vez de acumular estrellas mágicas y buscar callampas que le den vidas, acumula miedo y amenazas, busca compradores y victimas que se rindan a sus pertenencias… 
En lugar de enfrentar dragones que lanzan bolas de fuego se enfrenta constante, secreta e inteligentemente con la ley.

Sus manipulaciones comienzan a las 8:00 de la mañana.
Siempre serio y acompañado de su infaltable cigarro, inicia su recorrido por los puntos más transitados de la ciudad.
Y aunque suele no hablar mucho y ser un hombre de pocos amigos, Marito define su pega como la de cualquier comerciante de la calle. Solo que en vez de vende calugones pelayos o súper ocho a $100, vende ilusiones, alegrías, falsas percepciones, risas, angustias y una que otra rehabilitación.
Viviendo perpetua y eternamente de la mano con la ilegalidad.

M a p a



V i d e o

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