El solo hecho de tomar una fotografía un lugar u objeto común y corriente se trasforma en una nueva experiencia artística,
esto se debe simplemente a tomar la ciudad como una nueva experiencia,
dejar de lado lo común para trasformarlo en una obra de arte.
Olvidar la rutina de nuestra obligada cotidianidad y fijarse en los detalles...
Ahora bien, la crisis de esta experiencia, nos demuestra que el hombre se encuentra ciego,
no adquiere una experiencia como tal (W.Benjamin).
Esta experiencia perdida se reconoce cuando se exceden los conceptos y lenguajes de la comunicación habitual.
La experiencia siempre irá de la mano con la sorpresa del individuo ante el arte de darle un significado a un insignificante común.
Nuestra ciudad, sus calles es un espacio de transición, un lugar de paso con el que no nos sentimos identificados.
Pasamos como zombies, sin dejar huellas.
Pertenecemos a un entorno donde pasa día a día nuestra vida, pero raramente no somos parte de ella.
Claro está que como existe el negro, también está el blanco.
Muchos han tratado de dejar su huella, generando una identificación con la ciudad,
haciéndola partícipe de sus vidas y ella de las nuestras.
Un ejemplo de ello es el arte en murallas, pinturas, o simplemente rayones.
Para dejar más claro lo anterior, diremos que "no-lugar" es el espacio físico por dónde realizamos nuestro recorrido.
Circulamos por él, sin generar una relación con el lugar (Foucault).
Los espacios no crean una relación sino más bien simplemente están sin generar una comprensión del proceso social del mismo.
Maldito Post-Modernismo! no nos deja adquirir nuevas experiencias!
Pero gracias a este ejercicio podemos conceptualizar nuestro recorrido común, encontrando elementos y detalles que nos hacen vivir la añorada experiencia.
Todo un Shock!
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